Las empresas chilenas preocupadas por el medio ambiente son cada día más, y la industria de los seguros, consciente de esto, está sumándose a esta tendencia ofreciendo productos especiales para incentivar que sean más las organizaciones preocupadas por su entorno.
Una de estas innovaciones son las pólizas de responsabilidad ambiental, definidas como un paso más allá de la tradicional cobertura ambiental incluida en la póliza de responsabilidad civil.
“Ésta última efectivamente protege ante un accidente ambiental one shot, es decir, las consecuencias de éste hasta 72 horas ocurrido el incidente, pero, ¿qué ocurre si el accidente tiene consecuencias más allá de este período de tiempo?” dice Marcelo Barrios, Gerente de Responsabilidad Civil de Chubb en Chile, una de las compañías que ofrece en el país este producto.
“La póliza de responsabilidad ambiental cubre la contaminación one shot pero también la gradual, es decir, todo lo que pueda ocurrir pasadas las 72 horas de la contingencia. Pensemos en un camión que traslada compuestos químicos, y tras un accidente en plena vía pública, derrama su carga. Se hace limpieza, pero parte de este residuo llega a una vertiente de agua, y esta agua es consumida por una persona. Esta particular contingencia no está incluida en la cobertura de contaminación de una póliza de responsabilidad civil tradicional”, explica Barrios.
La póliza de responsabilidad ambiental cubre esto y otras variables asociadas, como por ejemplo la contaminación ambiental de predios -del propio asegurado y de terceros, incluidos casos donde es un contratista el causante del incidente-, daño a recursos naturales, transporte, disminución en el valor patrimonial de los bienes que pertenezcan a terceros, interrupción de negocios del propio asegurado e incluso manejo de crisis.
¿Qué tipo de empresas debieran pensar en este tipo de protección para sus operaciones?
De acuerdo a Chubb, la mayoría de las empresas -cualquiera que sea la naturaleza de la operación- están expuestas a situaciones de este tipo. Por ejemplo, una empresa que ejecuta una renovación de equipos computacionales y los desecha sin un adecuado proceso, contaminando con productos químicos una zona mixta afectando a terceros.
“Esto podría ocurrirle a cualquier Pyme chilena”, dice Barrios. “Cualquier actividad productiva donde se manejen componentes orgánicos -como un packing de frutas, o una viña, por ejemplo- también es sujetos de riesgos medioambientales que pueden tener consecuencias más allá de la contingencia de 72 horas”.
Otro aspecto relevante a considerar es la condición sísmica de Chile, que aumenta las probabilidades de este tipo de contingencias. “El protocolo de nuestro país para el manejo de residuos químicos es muy estricto por esta razón”.
Asimismo, la normativa medioambiental se ha complejizado tanto en Chile como en el mundo, a la par con el aumento de las operaciones que involucran riesgos en este ámbito. “Este tipo de seguro conversa con el desarrollo regulatorio que ha tenido Chile en los últimos años y que creemos, se irá convirtiendo en un plus para todo emprendimiento que busque establecer una operación verde, sustentable y consciente de su entorno. Lo consideramos uno de los seguros del futuro”, concluye Barrios.