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Desde su casa en Medellín, Juan Carlos Díaz, quien desde hace 14 años lidera su propia agencia aseguradora, sonríe con orgullo al hablar de lo que ha construido. Dice que hoy es un empresario feliz y que la vida le ha permitido alcanzar sus sueños. Está agradecido. Tanto, que desarrolló una  para hablar sobre lo que ha aprendido en torno al desarrollo personal y ha escrito ya cuatro libros sobre el tema: “El derecho a la felicidad”, “Real perdón y olvido”, “El contrato” y “Ahora corre por tu cuenta”.

Pero los comienzos no fueron fáciles. Díaz creció en una familia de 14 hermanos donde su padre trabajaba como conductor para una familia adinerada por el sueldo mínimo. De niño, se ganaba sus monedas ayudando a las personas a cargar sus compras en el mercado. Fue a la universidad cuando pudo pagarla por sí mismo y recién a los 38 años terminó su carrera, estudiando de noche.

La vida le enseñó que el esfuerzo y el trabajo bien hecho son el único camino posible para alcanzar el éxito. Lo aprendió a partir de una experiencia en particular, que explica el nombre de su página web: “”, recuerda.

Años más tarde, cuando salió del colegio, el jefe de su padre recordó lo que Juan Carlos había hecho y lo ayudó a entrar a trabajar en una de las compañías de seguros más grandes del país en ese momento.

“Mi futuro era ser ayudante de albañilería” cuenta Díaz. “”.

Decidido a aprovechar la oportunidad, Díaz estudió de noche y se ofrecía de ayudante para aprender del trabajo de los ejecutivos. Así fue enamorándose de la industria de seguros y, en paralelo, escalando. Pronto empezó a manejar cuentas corporativas y más tarde fue contratado por otras empresas del rubro, hasta que se decidió a crear la suya. Hoy su foco son los seguros corporativos, especialmente en el área de la construcción y la infraestructura.

“Un seguro para el carro te lo vende cualquiera, pero los corporativos tienen muchos más desafíos, exigen mucha más gestión”, comenta.

Jaime Ernesto

“Chubb sigue siendo una de las compañías más importantes, da confianza y respaldo”. 

Para él, lo más importante son las personas. Pero ¿cómo escoge a sus colaboradores? ¿Y con qué principios los guía? Estos son algunos de sus conceptos clave:

  • La experiencia y el CV no son lo más importante. “A la hora de contratar colaboradores, me fijo en cómo se comportan con sus padres y hermanos. Más que su experiencia, me importa saber qué tan sensibles son. Yo contrato buenos seres humanos, no profesionales, porque fueron mis valores los que me sacaron adelante, no mi cartón. Lo que busco es que tengan vocación de servicio y altos estándares de crecimiento”.
  • Dar autonomía. “La excelencia en el servicio se construye a partir del bienestar de la gente que está conmigo, y eso pasa porque tengan autonomía y se sientan libres de tomar decisiones”.
  • Entender las crisis como una oportunidad. “Al comienzo no hay crisis, lo que hay son cambios. El que no se adapta es el que entra en crisis”, dice y agrega: “No hay que usar nunca la palabra ‘imposible’: a veces nos demoramos, pero siempre podemos llegar a soluciones”.
  • El foco del crecimiento está en el producto. “Cuando tienes buenas personas y un buen producto, eso siempre se traduce en crecimiento. Las utilidades son la consecuencia de un buen trabajo, no su objetivo”. 
  • Cuidar a los clientes. Díaz asegura que sus clientes, con quienes tienen una alta fidelización, son sus principales vendedores, pues le mandan muchos referidos. “Las quejas son para mí como una puñalada y cuando las hay, las investigo a fondo”, asegura.