Por Diego Rodríguez, Cyber Underwriter Spain & Portugal, Financial Lines.
Cada día más, las nuevas tecnologías están reconfigurando las empresas y alterando fundamentalmente el cómo y dónde trabajan sus empleados. En este nuevo escenario, ofrecer soluciones de trabajo flexibles como el teletrabajo y otras formas de acceso en remoto a los entornos laborales se han vuelto algo imprescindible, lo que permite a las empresas, no solo operar de una manera más ágil, sino también atraer talento de primer nivel.
Estudios recientes realizados por PowWowNow1 — un proveedor de tecnología de teletrabajo — descubrieron que el 35% de las personas preferirían oportunidades de trabajo flexibles frente a un aumento salarial. Y más del 80% afirma que las opciones de trabajo flexibles harían que un puesto les pareciera más interesante.
Esto hace que contar con políticas de trabajo flexibles sea una gran ventaja para las empresas, pero podrían no ser conscientes del alcance total de los beneficios.
Desde que la crisis del COVID-19 ha comenzado hasta nuestros días, la amenaza de ciberataques y desastres de diversa índole a las empresas resulta imposible de predecir, ya que se encuentra en un considerable crecimiento. Como hemos visto con el COVID-19, es realmente complejo prepararse para crisis de este tipo, pero las políticas de trabajo flexible ya han demostrado que son un valor a tener en cuenta para sobrevivir a este tipo de situaciones críticas.
Es más probable que las empresas que tienen la capacidad de continuar operando con empleados en múltiples ubicaciones capeen la tormenta de una crisis con un impacto significativamente menor que las que no la tienen. En otras palabras, el disponer de mecanismos de trabajo flexibles, como parte de un buen Plan de Continuidad de Negocio, son un valor añadido para sobrellevar situaciones complejas en las que trabajar en remoto ya no es una ventaja innovadora o un lujo, sino una necesidad.
Por supuesto, no todos los negocios pueden operar de forma remota, y algunos sectores como la hostelería y el comercio minorista siempre serán más vulnerables en una crisis de este tipo. Pero para las empresas que pueden poner este tipo de medidas en marcha, invertir en estas medidas tiene mucho sentido.
Con los planes, procedimientos y tecnologías adecuados, las empresas pueden estar un poco menos preocupadas, por posibles interrupciones de negocio, y seguir operando, de la mejor manera posible, y más similar al business as usual.
Si la flexibilidad y la adaptabilidad en el lugar de trabajo traen consigo tantas ventajas potenciales, la pregunta pasa a ser: ¿cómo pueden las empresas hacer que funcione?
No hay una sola respuesta, y la política de trabajo flexible adecuada para un negocio en particular dependerá, entre otras cosas, de una serie de factores, entre ellos: la ubicación geográfica, la dependencia de la tecnología, o el número de empleados.
Hay que tener en cuenta que, con el teletrabajo, las empresas tienen mucho menos control sobre los entornos en los que sus empleados operan. Esto puede incrementar todo tipo de responsabilidades. Desde la concienciación en ciberseguridad, hasta problemas físicos.
Por ejemplo, las contramedidas en seguridad adoptadas por un empleado en su hogar raramente serán las mismas que las que suele tener en su lugar habitual de trabajo.
Por otro lado, también puede pasar que si un empleado se lesiona o lesiona a alguien en su casa durante la jornada laboral, ¿quién es responsable?
Por lo tanto, algunos componentes esenciales para que el teletrabajo funcione son: una comunicación clara y formación a los empleados; invertir en ciberseguridad y un programa de gestión de riesgos; y contar con el seguro adecuado.
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